Los desafíos laborales que las personas enfrentamos suelen ser cada vez más exigentes, requieren de mayor preparación, experiencia y cada vez una mayor eficiencia y eficacia en las tareas que desempeñamos. Esta exigencia, sumada con el natural deseo de sentirnos buenos en lo que hacemos, muchas veces genera que el espacio de trabajo al interior de los equipos genere alto estrés y ansiedad, lo que afecta a la salud de las personas, las organizaciones, los resultados globales, y tiene un correlato en las políticas públicas, debido al sostenido aumento de las licencias médicas en los trabajadores. Es decir, ser capaces de gestionar equipos saludables, evitando así cuadros de estrés y ansiedad dentro de nuestros colaboradores es una misión fundamental para el bienestar de los sujetos y el logro de desafíos corporativos.

Existen varias razones por las cuales se genera el estrés al interior de los equipos de trabajo. Una de ellas tiene que ver con mala gestión de la carga laboral o dicho de otra manera, cuando a las personas se les asigna más trabajo del que realmente pueden realizar. Esta mayor exigencia genera en las personas un cansancio y aumento de la presión, lo que lleva al estrés y cuadros ansiosos en los colaboradores.

Otra razón común es la falta de capacitación. Cuando no tenemos a las personas adecuadas al interior de nuestros equipos de trabajo, ya sea por falta de capacitación, conocimientos técnicos o falta de habilidades para realizar su trabajo. Por esto que la capacitación permanente es muy importante, ya que equipos mejor preparados sufren menos de estrés, trabajan mejor bajo presión, y tienen menos enfermedades relacionadas al trabajo.

Una tercera dimensión importante de tener en cuenta, radica en la cultura de la organización donde uno trabajo. Existen organizaciones que valoran que las persona se queden más horas en el puesto de trabajo aunque no estén haciendo nada realmente productivo, o que tienen prácticas que no promueven el autocuidado de los equipos y por lo tanto, incentivan a que ocurran cuadros de estrés, baja en la motivación, entre otras características propias de los trabajos poco saludables.

Si bien las organizaciones tienen un desafío interno de cuidar más a las personas y poner dentro de sus líneas estratégicas la felicidad y el bienestar de sus colaboradores, esta es una tarea compartida. Por una parte, es fundamental que cada uno de nosotros elija un lugar de trabajo donde se sienta motivado y le gusta lo que hace, ya que la alta motivación por lo que uno realiza es un factor protector de estrés, burnout y otros síntomas generados en el trabajo.

Otra dimensión radica en los y las jefaturas, porque son la principal causa de bienestar o malestar de los trabajadores. Por esta razón son las personas que ejercen el liderazgo los primeros que están llamados a cuidar a las personas, guiar con un sentido de propósito el trabajo que realizan, promover el auto-cuidado, gestionar las metas y las cargas de trabajo, todo esto con el claro objetivo de prevenir enfermedades del trabajo, pero además, de promover una cultura de bienestar en el espacio laboral, que aumente el compromiso y el bienestar, con lo cual podrán lograr mejores resultados en el tiempo y generar equipos de mayor desempeño.

Además, no olvides que generar buenos ambientes laborales es sumamente productivo para tu organización, puesto que brinda excelentes resultados.